Este año ha sido mi primera vez. Y no porque no haya habido posibilidades anteriormente, sino más bien por mi falta de genes feriantes. El caso es que se me antojó este año, ya con un bebé a quién dejar colgado, cuando me entra el gusanillo de conocer el por qué de tanto bombo. Partiendo de la premisa que mi atuendo no sería el apropiado( no tuve tiempo de un diseño impactante) y con el handicap de no haber bailado una sevillana en mi vida, ( es lo que tiene ser lacia) estaba súper animada. Dr. Abrafly nos ofreció su humilde morada a pie del ferial y Patricia y Lourdes me aconsejaron sobre la indumentaria apropiada. Mi mamá se quedaba con B ( sería mi primera noche sin él!!!!!) y mi marido como siempre, entregado. Debo decirte que desde que puse el pie en la feria, me sentí abrumada por los colores y los volantes, y que la gente se mata porque te sientas a gusto y lo pases bien en sus casetas. Por supuesto, me entregué al rebujito y al jamón, a mi marido, a mis amigas, en la foto presentes, y al arte del vestido de faralaes. No bailé nada (no quería que me echaran ) y no desentoné con el vestuario. En fín, una velada que recordaré por descubrir lo guapas que estamos de flamenca, lo gracioso que está mi marido con más rebujito que sangre en las venas, y lo que queremos a esa cosita gorda que dejamos en tierra por primera vez. El año que viene, mucho más y mejor, o al menos, adaptada al medio.
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