Al principio resulta una frase emocionante, lo que toda mujer (discrepo ) desea.
Idílicamente vas a unirte para siempre a alguien que apareció en tu vida y que no deja de ser un extraño sin el que no serías capaz de respirar, por hacerlo un poco más dramático, pero desde un punto de vista sincero y real, a tí lo que te encanta es la idea del vestido. Para que vamos a engañarnos?
Ahora, recién metida en este mundo que son las celebraciones, descubro que todo lo idílico queda en un segundo o si me apuras, un tercer plano porque si te soy sincera, casi no nos queda tiempo en el paso que vamos a dar... Pero tú le has echado un ojo a la última edición de Vogue novias? No te la pierdas, aunque no te cases, un sueño desde la portada. Es que se me hace imposible decidirme por una sola combinación. No valen superposiciones?? Lo pensaré. Es vital para mí solucionar este escollo.
De lo que estoy segura es de que llevaré unos zapatos regalo de Pilar, de su desfile de Dalbat, y los labios rouge Dior. Sí, me entristece descubrir que soy así de profunda. Pero no me juzgues, porque también pienso en los demás!! He visto un traje ideal rojo de Moschino para mi madre, con zapatos Miu Miu, y mi futuro hombre irá con traje de alpaca gris y zapatos Ferragamo, o quizas con falda escocesa. El también tiene sueños!!
Y me quedan miles de detalles que irán surgiendo, como la celebración, los invitados, en fín, lo de menos...
Por eso, cuando alguien te lo pida, o si lo deseas con toda tu alma, sopesa los pros y los contras, aunque sí te digo, que mi pedida en el Empire State, con diamante de Tiffany incluido, no habrá vestido, celebración ni zapatos que lo superen, ni tampoco compartir cada noche con el hombre que hizo realidad mis sueños.
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